lunes, 13 de junio de 2011

El niño y su familia - Dramatización



Relator: la vida es una jungla (se oye un fondo característico, pajarracos, leones, etc.) inmisericorde para un pequeño niño… (Se ve a un niño que entra con mucho temor, mirando hacia todos lados) Miles de ojos (se descubre un sector del escenario cubierto de ojos, el niño se asusta y mira hacia otra parte) estudian sus movimientos a fin de devorar sus capacidades, su futuro, su felicidad… son ojos de seres salvajes (se oye un rugido, el niño tiembla), con mentes sagaces y apariencia agradable. (Dos personas se asoman por el lado opuesto. Paquito se esconde).
Pérez: Señor, hay personas que se quejan y yo creo que tienen razón. Una novela es fuerte para un horario en que los niños están despiertos. Además… la propaganda de los cigarrillos entre los espacios de los dibujitos animados… y la de cerveza… a mi me parece que no están bien… ellos no son los compradores que buscamos…
Señor Moreira: ¡Ay Pérez! Usted es un hombre muy noble e ingenuo, si nuestros clientes nos piden que emitamos las propagandas de las películas de trasnoche en los espacios religiosos, ¿qué podemos hacer? Ellos ponen la plata, nosotros hacemos lo que piden. Además… los niños tienen que saber la realidad de la vida, y tenemos que asegurarnos de que se transformen en consumidores del producto, de otro modo, ¿cómo subsistirán las grandes empresas?
Pérez: (Entre dientes) Mejor sería que se fundiesen
Señor Moreira: ¿Cómo dice?
Pérez: eh… digo que hagamos como si las quejas no existiesen
Señor Moreira: así es, lamentablemente! En este negocio hay que ser insensibles. (Los hombres se van, Paquito sale de su escondrijo, continúa escuchándose el sonido de la jungla).
Relator: En esta jungla peligrosa del mundo pocos tienen en cuenta que la mente del niño es como una arcilla fácilmente impresionable. Que las experiencias de la niñez son guardadas por la mente, transformándose en la sombra que oscurece el futuro o en las luces que lo alumbrarán. (Una niña viene corriendo y se esconde detrás de Paquito).
Niña 1: ¡Ay, por favor! ¡Por favor! Escóndeme de mi padrastro, es un hombre muy rudo… (Se escucha una voz muy grave y potente)
Padrastro: ¡No corras, tarde o temprano te voy a alcanzar!
Paquito: escóndete aquí (hace que se baje)
Padrastro: ¿Dónde estás sin vergüenza? Ya vas a ver cuando te agarre… (el padrastro sale después de un momento)
Paquito: ahora podes salir, ya no hay “moros en la costa”.
Niña 1: ay, gracias. (Llora). Estoy cansada de vivir así, mi padrastro es un hombre malo, me golpea por tonterías. Me pega con cables y me lastima... De noche tengo horribles pesadillas, y yo me pregunto, ¿será que alguna vez voy a ser feliz?
Paquito: ¡Seguro que sí! Pero ahora… ¿qué vas hacer?
Niña 1: no sé… no sé… (Se va llorando) no sé…
(Vuelve a esconderse de los horribles sonidos de la jungla, Paquito se espanta)
Relator: el niño no puede sobrevivir solo en la jungla… es crédulo e inocente como una ovejita.¡Qué presa fácil es para el astuto lobo! Es frágil e indefenso; jamás resistirá a la furia y fuerza de un león! El niño no puede percibir las intenciones más hondas de los que tienden trampas…
Paquito: ¡Ay! (cae en un pozo) ¡sáquenme de aquí! ¡Por favor! ¡Sáquenme de aquí! ¡Socorro! ¡Auxilio!
Relator: Dios, el Creador del Universo, determinó que el hombre iniciase su existencia como un embrión en el seno materno, y nueve largos meses harían que la madre sintiese al niño como parte de su vida, durante los siguientes dos años, el bebé necesitará los amantes y diligentes cuidados de su madre. Hasta su alimentación fue diseñada para ahondar el cariño entre ambos.
Dios terminó que el niño naciera en el seno del matrimonio para que pudiese recibir toda la atención, protección, adiestramiento, ejemplo y disciplina, indispensables para el desarrollo de una personalidad equilibrada y útil a la sociedad.
El niño no puede andar solo por la jungla… su vida estará destruida antes de comenzar… (Se escucha nuevamente: ¡socorro! ¡Auxilio! ¡Sáquenme de aquí!)
Mamá: ¡Paquito! ¡Paquito!
Paquito: ¡Mamá! ¡Auxilio! ¡Mamá!
Mamá: ¡Paquito! ¿Dónde estás?
Paquito: en el po…
Mamá: ¡Ay! (cae también en el pozo, y
ambas voces se unen para gritar: ¡auxilio! ¡Socorro! ¡Sáquennos de aquí!)
Papá: ¡Paquito! ¡Paquito!
Paquito: ¡Papá! ¡Papá!
Papá: ¿Dónde estás?
Paquito: ¡No sigas caminando! ¡Hay un pozo muy hondo! ¡Mamá también está aquí!
Papá: ¿Qué?
Mamá: yo también estoy dentro del pozo
Papá: ¡Tranquilícense! Los sacaré enseguida (se agacha y hace como que se esfuerza mucho, primero sale el niño)
Paquito: ¡Gracias, papá! ¡Muchas gracias! ¡Te prometo que no volveré a escapar! ¡Te prometo que no volveré a salir solo a la calle! ¡Te prometo que jamás me quejaré cuando me pidas algo! ¡Te prometo que los voy a respetar y querer mucho más que antes! Te prometo…
Mamá: Paquito, ¡deja que tu papá me saque de aquí Y después sigue prometiendo…
Paquito: ¡Ay, si! (el papá se agacha y saca a la esposa)
Mamá: ¡Gracias, Osvaldo!, en cuanto a ti muchacho, tus muchas promesas no detendrán el castigo que tu padre te dará.
Papá: Es cierto, pero algo me hace sospechar, que ya recibió otra forma de castigo.
Paquito: Es cierto papá, no podemos huir de la presencia de Dios. Y si un hijo suyo peca, seguramente El intervendrá. Ésta experiencia podía haber sido fatal, pero Dios tuvo misericordia y me mostró lo importante que es tener padres que amen a Dios, que se amen, y amen a sus hijos.
Papá: y aunque vos no lo creas, a nosotros nos hizo ver que no te prestamos la atención que necesitabas. Nosotros te empujamos a reaccionar. Perdónanos hijo.
Paquito: ¡Seguro! ¡Papá! (los tres se van)
Relator: Paquito camina por la vida protegido y cuidado por sus padres. Llegará a ser hombre correcto, confiable, satisfecho de sí mismo, fiel, atento, respetuoso. Un día formará su propia familia y trasladará a sus hijos estos valores. Pero… la vida seguirá siendo una jungla (rugidos, aves) que destruye a cuanto simple e indefenso se adentre en ella. Si eres padre, cuida a tus niños; si eres niño, no subestimes el peligro que existe fuera de tu hogar; si eres maestro, haz todo lo posible para que tus alumnos aprendan a utilizar las armas que Dios da para vencer al enemigo. Si no eres nada de esto, eres la persona adecuada para proteger, ayudar, enseñar a cuanto niño se cruce en tu camino.
Si no te sientes aludido... deberías preocuparte...

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